ECOLOGÍA - Oposición a la instalación de incineradores de residuos peligrosos
“La experiencia internacional ha probado no existen tratamientos que logren eliminar la peligrosidad de la mayor parte de estos residuos,” Greenpeace.
La organización ecologista, que mundialmente se opone a la instalación de cualquier tipo de hornos incineradores de residuos en zonas urbanas, colocándose al frente de las reclamaciones de los vecinos contra estas industrias. tiene argumentos y pruebas para esta posición.
Los enormes volúmenes de residuos generados, especialmente por la industria (ver en este mismo número: Recolección de Residuos y Contaminación de las Aguas), ha originado una nueva industria muy lucrativa, que utiliza a los residuos tóxicos como materia prima.
Este tipo de quema de residuos comenzó en Estados Unidos y Europa hacia la mitad del siglo, como una forma reducir o eliminar los desechos provenientes de diversas actividades industriales.
Productores de metales, solventes, pinturas, productos farmacéuticos, agroquímicos, entre cuyos desechos hay metales pesados, como el mercurio, cromo, cadmio, y plomo, y especialmente dioxinas, fueron los primeros interesados en este tipo de solución y comenzaron a entregar sus desperdicios, la mayoría para tratamiento externo de los mismos.
La incineración se presentaba al principio como una “solución” para terminar con el problema de los residuos tóxicos, luego de comprobarse que otros tratamientos, como el enterramiento o el volcado, no daban seguridades y tarde o temprano aquellos pasaban a contaminar, el aire, el suelo o las aguas. De esta forma tambien se cerraba el ciclo, empresas especialistas reciben contaminantes que las industrias generan eternamente y los incineradores tienen su negocio asegurado.
Con el tiempo se ha demostrado que las cenizas y gases generados por la incineración son tanto o más peligrosas que los antiguos métodos. Esta tecnología no destruye jamás el 100% de los residuos, por lo cual parte de ellos son emitidos al medio ambiente intactos, otros son muy volátiles y se escapan a la atmósfera durante su almacenamiento, transporte y manejo rutinario, y finalmente las cenizas pueden ser transportados por agua o por aire afectando a personas y seres vivos en puntos muy alejados del planeta.
Las dioxinas, uno de los subproductos de esta quema, persisten décadas en el ambiente, y han sido clasificadas por la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer de la OMS, como “cancerígeno humano cierto”.
Controles
“Las empresas de incineración aseguran un monitoreo continuo de los gases de las chimeneas, pero omiten decir que las dioxinas no pueden ser monitoreadas continuamente. Apenas se puede -y de manera esporádica- tomar muestras de las emisiones y someterlas a análisis altamente costosos para conocer su contenido en dioxinas,” afirma Greenpeace.
En nuestro país los organismos de fiscalización y control no están en condiciones técnico ni presupuestarias para realizar este control. Las autoridades que defienden la instalación de estas plantas suelen destacar que las empresas mismas llevarán adelante un monitoreo de algunos gases, dejando asi el control en manos de quien tiene intereses comerciales en el funcionamiento del incinerador, y resignando el Estado su obligación de proteger el ambiente y la salud pública.
Oposiciones y Rechazos
En los países del hemisferio Norte, la difusión pública de las evidencias científicas vinculadas a los impactos reales y potenciales de esta tecnología, despertó la oposición de ciudadanos y organizaciones que comenzaron a movilizarse para evitar la instalación de estas plantas. Lograron detener una mayor expansión de estas industrias en América del Norte y Europa.
La industria de la incineración, favorecida por las normativas existentes, vió entonces en América Latina, Europa del Este y Asia mercados atractivos para la colocación de sus productos
Soluciones
Las industrias debieran implementar alternativas de producción más limpias que las actuales, sin generación de residuos tóxicos y con menor impacto sobre el ambiente y la salud. Asumir tambien compromisos obligatorios de disminución de los residuos producidos, en plazos y volúmenes concretos, rindiendo cuenta a la comunidad sobre los contaminantes que liberan al ambiente y los esfuerzos que realizan para disminuir el uso y generación de tóxicos.
Para los residuos hospitalarios dentro de los centros de salud, debiera realizarse una cuidadosa selección de los residuos infecciosos de aquellos que no lo son. Asi el volumen de residuos a tratar será menor y posibilitaría esterilizarlos empleando tecnología menos perjudiciales para el ambiente.
En estos días la Legislatura de la Ciudad tiene a discusión las normas que regirán la instalación de este tipo de incineradores para las basuras peligrosas en Buenos Aires.
Incineradores de Residuos Peligrosos en la Argentina
Ya hay incineradores que están operando en nuestro país. La movilización ciudadana y los recursos legales interpuestos por los vecinos han logrado detener numerosas propuestas para instalar nuevos incineradores.
CIUDAD DE BUENOS AIRES
Desde 1995, Incinerador de residuos peligrosos construido en Villa Soldati, sin autorización, no ha podido comenzar a operar.
PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Zárate: Desde 1994, Movilizaciones vecinales contra la instalación de cinco plantas de tratamiento de residuos peligrosos. Recursos legales.
Morón: Permiso a un incinerador para quema de residuos hospitalarios, retirada por movilización y denuncias vecinales.
Salto: 1993, un incinerador planeado para recibir residuos de 39 partidos, rechazado por movilizaciones y protestas de los vecinos.
Mar del Plata: Construcción de incinerador, paralizado en 1996, por protestas de los vecinos.
Lanús: Vecinos movilizados contra el incinerador de residuos hospitalarios que funciona en el Crematorio Municipal. Dos causas judiciales contra esa planta.
PROVINCIA DE SANTA FE: Existen dos proyectos de ley para prohibir la instalación de incineradores en la provincia.
Empalme Villa Constitución: 1993, protestas contra la contaminación generada por un incinerador instalado en esa ciudad.
Zavalla: 1996, protestas vecinales impiden instalación en ese lugar de un incinerador para recibir residuos desde cuatro localidades santafesinas.
Laguna Paiva: 1996, la comunidad totalmente movilizada, interpuso recurso legal y obtuvo se desmantelara horno que allí se había construido.
General Lagos: 1997, las ONGs consiguen que el Intendente desista de instalar un incinerador.
Arroyo Seco: Se suspende proyecto de instalar un horno, luego que vecinos acercaran documentación al intendente.
PROVINCIA DE MENDOZA
Santa Rosa: Vecinos y productores agropecuarios consiguen se desmantele un horno que se había construido sin siquiera un estudio de Impacto Ambiental previo.
PROVINCIA DE LA PAMPA
General Pico: Incinerador paralizado por presentación judicial ante la falta del EIA.
Santa Rosa: Acción legal de un vecino, impide funcione el horno allí instalado.
PROVINCIA DE CORDOBA
Río Tercero: Atanor construyó un incinerador de residuos organoclorados. Una ordenanza le exige EIA previo a su funcionamiento.
Villa Allende: 1997, incinerador cerrado varios meses por la contaminación que provocaba.
Marcos Juárez: 1996, La ONG FUNAM, denuncia el envío de cenizas tóxicas desde dos hornos ubicados en Tigre (PBA) y Villa Constitución (SF). Las empresas debieron hacerse cargo de regresar las cenizas a sus lugares de origen.
Holmberg: 1997, autorización para instalar un incinerador para quema de residuos hospitalarios, retirada, por presión vecinal.
Malagueño: Dos denuncias penales contra Corcemar/Holderbank, porque incineras residuos peligrosos en sus hornos de cemento.
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